Nuevas metáforas para nuevos futuros: de cargarnos como máquinas a barbechar como cultivos.

El descanso es el concepto en torno al que gira “Scenes: Tras 100 años de barbecho.”

El descanso es una necesidad fisiológica humana invariable, pero la manera en la que cubrimos esa necesidad puede cambiar. Cambia con los comportamientos si comenzamos a descansar tomando CBD o melatonina, si limitamos el horario de trabajo o cambiamos de playlist de sonidos de ballenas. También cambia el descanso en lo cultural si varía el concepto de intimidad, esfuerzo o realización personal.

Hemos creado unos imaginarios sobre la vida descansada llenos de balnearios, camomilas y sensación de ligereza. Estos imaginarios han creado el estándar para medir si nuestro descanso es normal, ideal o patológico. En otras palabras, la idea de llegar a descansar bien puede acabar por robarnos el sueño.

Hablar de cómo de cansados nos sentimos es complicado, por eso solemos recurrir a metáforas. Investigando sobre el cansancio descubrimos que la metáfora mecánica es la que más se repite. Continuamente leemos sobre estar fundido, necesitar desconectar o cargar las pilas. Detectar el uso de estas metáforas es importante porque la forma en la que entendemos nuestro cuerpo influye en la manera en la que nos comportamos con él.

En esta cena desvelamos algunas metáforas, en cierta manera casi obsoletas, y especulamos con otras que nos trasladan hacia lo orgánico, atribuyendo otros significados.

A través del imaginario del descanso exploramos un futuro sin caer en la utopía o distopía, simplemente vivimos la experiencia por unas horas en las que debatimos cómo pudimos llegar ahí.

¿Cómo podría ser el descanso en el 2100? En esta cena utilizamos la idea del descanso y su imaginario como herramientas para explorar un futuro sin caer en la utopía o distopía. Investigamos las conversaciones que existen sobre el cansancio y el descanso y las temáticas que lo atraviesan, trabajo, tiempo libre, cuerpo o fatiga, para así entender los cambios emergentes que pueden redefinir cómo vivimos la estación estival.

En esta investigación emergieron tres temáticas principales relacionadas con las formas de cansancio y descanso: el trabajo, el ocio y el cuerpo. Estos tres factores influyen en cualquier tema que queramos explorar sobre la idea de descanso, ya sea las redes sociales, el tiempo libre, las formas de trabajo, el esfuerzo o la comodidad. Existe un paralelismo entre estos tres temas y los bloques del modelo de las 8 horas.

Para comprender cómo podría evolucionar el descanso en los próximos 100 años, desgranamos cómo evoluciona la relación entre el trabajo, el ocio y el cuerpo y las metáforas asociadas. Analizamos las señales emergentes, tendencias y fuerzas para llegar a nuevos paisajes y escenarios de futuro, llamados de Holobionte, Poda y Barbecho. En cada bloque exploramos el modelo actual y la narrativa de futuro posible.

Del cortocircuito al holobionte
“La vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado” – Juan Luis Arsuaga

El holobionte representa formas de trabajo distribuido y colaborativo con las que evitar el agotamiento.

Si la metáfora que representa las evidencias más comunes hoy en día del agotamiento laboral es la del cortocircuito, la metáfora hacia la que parece que transitamos es la del holobionte.

El cortocircuito ha desencadenado movimientos que priorizan una mayor importancia de la vida no productiva. El descanso se utiliza como un medio de protesta en una sociedad que exige más de los participantes.

Sin embargo, un holobionte es una entidad formada por la asociación de diferentes especies que se transforman en una unidad ecológica. Es decir, cuando un animal o planta vive en colaboración con otros organismos. Algo así como un complejo multi-especie. Este holobionte distribuye el trabajo para que todas las especies prosperen. Hoy en día lo vemos cuando se involucran a más personas en la crianza o cuando se evitan puestos que abarcan mucha responsabilidad porque el trabajo se vuelve cada vez más absorbente.

De la descarga a la poda
«No basta con estar ocupados; las hormigas también lo están. La cuestión es: ¿en qué estamos ocupados?». – Henry David Thoreau

La poda representa una decisión respecto a qué dedicar la atención cuando el tiempo libre escasea.

El cansancio no es algo exclusivo del trabajo, también nos cansamos del ocio, de socializar o ver series. Si la metáfora que representa las evidencias más comunes hoy en día del agotamiento en el tiempo libre y la atención es la de la descarga, la metáfora hacia la que parece que transitamos es la de la poda.

Nos descargan los estímulos que reclaman unos segundos de nuestra mirada. El FOMO
(fear of missing out) no nos deja perdernos un nuevo plan, un nuevo crush, un nuevo libro,
una nueva serie, un nuevo viaje. Odiamos aburrirnos y procrastinar nos obsesiona a la vez que las tecnologías digitales nos ofrecen una vía de escape rápida con estímulos inmediatos, placenteros y poco exigentes.

Sin embargo, la poda nos habla cómo decidimos en qué merece la pena cansarnos. Cuando se poda se elige en qué ramas centramos el crecimiento del árbol. Las podas se hacen con algún objetivo, como incentivar la floración del próximo año o dar cierta forma a la planta para que sea fácil cosechar los frutos. Pensar el cansancio desde la poda nos hace más conscientes del modo en el que usamos nuestro tiempo en una sociedad en la que es cada vez más preciado.

De la desconexión al barbecho

«Descansa; un campo que ha descansado da una cosecha abundante». – Ovidio

El barbecho representa un reposo acorde con las necesidades de nuestros cuerpos biológicos. 

La metáfora que hoy se aplica cuando hablamos de descansar es la de la desconexión. La desconexión es una retirada. Como cuando volvemos a casa al final del día y huimos de la ciudad donde escasean los lugares de descanso. Y nos tiramos en el sofá para pedir comida china a través de una app y dejamos que el glutamato monosódico nos ayude a dejar de pensar, porque está todo muy rico. También es una huida cuando apagamos el móvil. El ciberespacio ha conseguido hacer obsoleto el concepto de “espacio de trabajo” pero no el de “espacio de descanso”.

Aquí la metáfora hacia la que transitamos es la del barbecho. El terreno se vuelve a oxigenar y nutrir simplemente vaciándolo, arándolo y por un tiempo dejándolo estar, respirar. Las tierras de un campo no se agotan de nutrientes porque el periodo de barbecho evita que acaben exhaustas.
Un descanso entendido como barbecho podría ser más consciente de nuestro cuerpo y del entorno en el que se desenvuelve. En vez de descansar cuando llegamos a nuestro límite se incentivaría el descanso durante el día. Hablamos de materiales, estímulos o rituales que ayuden a mantener nuestra energía, a hacer “barbecho” en vez de drenarse poco a poco.